El puente de la vida
J. Montealegre.
Este es un trabajo realizado sobre los puentes que hay en la vida, no son solamente aquellos que las personas cruzan ríos, barrancos, también sirven para que las culturas, civilizaciones, ideas, etc, no se queden paralizadas en una orilla sin poder cruzar ese abismo, que, en muchas ocasiones creamos las personas.
En este
curso, hemos hablado sobre muchos puentes, pero no lo suficiente del puente de
la vida, tan fuerte y frágil a la vez. Fuerte porque cuando sus pilares y
tirantes están afianzados, a su alrededor se van formando ramificaciones, de
otros puentes que él ayuda a formarse, aunque no todos llegan a su
madurez.
Las personas ancianas, se están debilitando
en su labor como puente, porque sus pilares y sus tirantes se han deteriorado
con el paso del tiempo y cuando se derrumben caerán, en un profundo abismo del cual no volverán.
La persona adulta, es la más fuerte porque es
el pilar de los puentes ya que ha ido
formado, con el tiempo, a su alrededor hogar, hijos...
Los
adolescentes y jóvenes, son frágiles en sus pilares y cimientos, al estar fortaleciendo
su estructura, con los estudios y las experiencias contraídas, para en el
futuro enfrentarse a la vida.
Los bebés, son los más débiles pues no se han
formado aún sus cimientos y pilares.
Cuando un puente material se derrumbó,
arrastrando con él a personas mayores, adultas, jóvenes y bebés, no sirve de
nada la fuerza que el puente de la vida pueda tener, ellos caen en el profundo
abismo, solo nos queda aquello que nos dieron, alegría cariño y su
recuerdo.
Hace algún tiempo leí un libro, El puente de San Luis Rey (Thornton
Wilder). No sé porque al oír la noticia del accidente aéreo ocurrido en el
pirineo francés, me vino a la memoria dicho libro debido a que personas desconocidas entre sí que venían o iban a establecer puentes,
culturales, comerciales, turísticos y docentes, encontrando todos el mismo FIN.