J. Montealegre.
Atardece en la ahlambra,
testigo de amores y engaños,
recordados en varios siglos,
por árabes y cristianos.
Sombras en el atardecer del abismo,
la luz muere y todo oscurece,
cuando mas alto se contempla,
en lo mas profundo se estremece.
Contemplando el atardecer,
esperando a su presa parece,
mas cuando llegue la noche,
ambas en las sombras adormecen.
Que atardecer más hermoso,
te invita a soñar cuando pescas,
que tu pesca sea tan grande,
como la dicha que a tu regreso te espera.
Palmeras muertas parecen,
sus palmas se doblan en reverencia,
viendo tan hermoso atardecer,
que la noche negra se lleva.
Lago luminoso y brillante,
a la luz del día pareces
mas al atardecer oscureces,
y en la noche tu brillo muere.
En un día oscuro y gris,
su atardecer triste languidece,
en el horizonte lejano del mar,
no hay navíos que se mueven.
Nos parece raro y extraño,
díganme ustedes por que,
no es como un color cualquiera,
este morado atardecer.
Que bien divisan el sol,
un grupo de aves en el árbol,
cuando el día muere,
en un atardecer de verano.
Pinos sin fruto son,
piñas de ellos no nacen,
pero el sol les sonríe,
en un atardecer brillante.
Tranquila apacienta la manada,
un árbol contempla las nubes,
cuando el atardecer oscurece el día,
la manada de sombras se cubre.
El sol ilumina la luna,
la luna se refleja en el agua,
en el atardecer tranquilo,
los dos astros se hermanan.
Olas que mecen la arena,
al cielo las nubes enriquecen,
soledad y silencio en la playa,
en un atardecer que acaba y muere.
Las nubes se tiñen de rojo y azul,
y el campo se vuelve verde,
arco iris de colores,
con el atardecer florecen.
Las palmas abanican el agua,
el mar refleja el brillo del sol,
el atardecer languidece soñoliento,
mis sueños mas felices y serenos son.
Molinos y aspas aparecen,
en el atardecer tranquilo y sin viento,
unos dicen que están dormidos,
otros piensan que están muertos.
Carruaje lento caminas,
en un extraño atardecer,
sin ilusión ni esperanza,
por ver el nuevo amanecer.
Saltando al borde del agua,
canguro como si de algo huyeras,
en un atardecer soleado,
nunca en la playa temieras.
Dulce beso al atardecer,
sobre piedras blancas desean,
dos enamorados felices darse,
plenos de rubor sombras y belleza.
Erosión durante muchos siglos,
forman un río profundo y violento,
en el Gran Cañón del Colorado,
que hermoso atardecer contemplo.
Al ver este sereno y vello atardecer,
años pasados acuden ami memoria,
que tiempos tan dichosos y felices,
contemplando el mar y Punta Ballota.
En estos lugares que parecen estar muy lejanos, no siempre es así, algunos de ellos están mucho mas cerca de lo creemos, es posible que hallamos estado allí, y no les hemos visto, sucede a veces, lo que mas cercana tenemos es lo que menos vemos.
ES MUY BONITO EL REPORTAJE Y MUY INTERESANTE
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