Este relato de misterio le escribí para la revista de Cepa Caligrama de Torrelavega, en el curso, 2009-2010, el cual no fue publicado, hoy al encontrarle, he decidido ponerle en mi blog
El ahogado
J. Montealegre. 21-4-2010
-No
fui yo - No fui yo - No fui yo
El grito
lleno de angustia y terror se dejó oír en la noche oscura y en la soledad del
campo, mientras la figura de un hombre corría desesperadamente hasta llegar a
su casa, era tanto su miedo que no podía abrir la puerta. Por fin entro y la cerró
tras él, después se dirigió donde tenía su escopeta de caza y cuando la cogió,
se apoyó con la espalda en la pared junto a la cama.
Su
rostro estaba tenso y desencajado, por lo que había oído al pasar por el
cementerio. El pánico se apodero de él, y las piernas le flojeaban de tal
manera que tuvo que sentarse en el suelo, y así consiguió quedarse dormido.
-No fui yo
grito
y al instante se despertó temblando y empapado en un sudor frío. Sin pensarlo más cogió la maleta y
se puso a guardar en ella todo lo que iba a necesitar, junto al dinero que tenía.
Todavía no había amanecido, cuando salió de casa y mientras iba caminando, se juró
así mismo que nunca volvería a ese lugar. Según iba amaneciendo, Baltasar se
alejaba para siempre de aquel lugar.
Cuando Baltasar recibió aquel paquete, lo miro extrañado y
pensó, ¿cómo después de tantos años habían conseguido encontrarle?,
pues a nadie le había dicho su paradero y lo más
extraño era, que el remite venía a
nombre de Luís su amigo de la infancia.
En el interior del paquete había, una prenda
de ropa, una careta y una carta. La prenda era un buzo de trabajo de color azul
oscuro pintarrajeado con pintura fluorescente, lo mismo que la careta. No
entendía que relación podía tener todo aquello con él, solo la carta podía
sacarle de dudas y se puso leerla:
3 de octubre 1960: ¡Querido Baltasar!:
|
Cementerio |
C Cuando leas estas líneas comprenderás muchas
cosas, por eso te rogamos, Sebastián,
Julio y yo que nos perdones por el daño que te hemos podido causar.
Todo empezó
cuando apareció un hombre ahogado en la
entrada del puerto, nadie le conocía por eso le llevaron al pequeño deposito
que había en el cementerio para que le hiciera la autopsia el Doctor. Pascual,
forense de la zona.
Por eso
cuando te reuniste con nosotros, venias
desencajado por causa de haber visto hacerle la autopsia. Entonces se nos
ocurrió hacerte una broma, pues siempre presumías de no tener miedo y de tener los
mejores vecinos pues nunca te molestaban, ni te decían nada , lo mismo de día
que de noche estando oscura, con tormenta o hubiese niebla tu pasabas silbando o cantando y nunca te decían nada.
Aquella noche al salir del bar, Sebastián
y julio te acompañaron al final del
pueblo, yo me fui en otra dirección con un paquete bajo el brazo, cuando ellos
se despidieron de ti, julio te dio una
linterna te dijo que era nueva y que la probaras porque la noche era muy
oscura. Te fuiste silbando como siempre y ellos te siguieron a cierta
distancia.
Al
pasar por la puerta por del cementerio para ir a tu casa, se oyó una voz
extraña y profunda que te llamaba ¡BALTASAR!
¡BALTASAR!
Al
oír aquella voz encendiste la linterna y la dirigiste hacía de donde salía la
voz, lo que viste fue algo horrible, entonces la voz se volvió a oír.
BALTASAR---BALTASAR---TU—QUE---ME HICISTE –LA—AUTOPSIA—
ME LAS --BAS –AAA—PAGAAAR.
Entonces la linterna cayó
al suelo y tú saliste corriendo y gritando.
Fue el Doctor Pascual no fui yo—no fui yo---no
fui yo--- no fui
yo---no fui yo.