Estas líneas son un recordatorio para un amigo de la infancia, que por avatares del destino, cuando teníamos diecisiete años nuestras vidas tomaron caminos distintos y nunca nos hemos vuelto a ver.
SOLO, ¿POR QUÈ?
El motivo de estas líneas, no es otro que al volver a nuestra ciudad natal, después de treinta y
cinco años y sin saber nada de ti, no puedo acabar de creerme los rumores y noticias
que de ti me dieron. Me dijeron que te habías vuelto una persona solitaria y de
carácter huraño e insociable, que
distinto de aquel muchacho que yo conocí.
Recuerdo que de niños eras
gran compañero, bondadoso y muy sociable. Cuando venias a buscarme para ir al
cine con el dinero de tu hucha para los dos porque yo no tenía, o repartías tu
bocadillo conmigo para merendar, también cuando me llevabas a tu casa a jugar
en el despacho de tu padre, donde te hiciste la cicatriz en la mejilla derecha
a causa del golpe que te diste contra el pico de la mesa y la última vez que te
vi, teníamos diecisiete años por la fiestas de la ciudad, después de gastarnos
casi todo el dinero ya no teníamos para cenar, me pediste el dinero que me
quedaba y lo poco que tu tenías, lo contaste y me dijiste espera, volviste con
un coco. Nos sentamos en la acera, contra el bordillo le partimos y allí mismo
le comimos.
Entre lo mucho que me dijeron, sé que tuviste problemas con tus
padres, te fuiste de casa, a Francia concretamente, no se los problemas o en
que situaciones te encontraste en ese país para alistarte a la Legión
Extranjera cinco años. Después recorriste medio Europa donde te encontraste con
personas de nuestra ciudad, que son los que dicen del cambio de tu carácter y
personalidad.
Ahora cuando pienso que será en este momento de tu vida en
soledad, sin amigos, ni pareja estable, el por qué no has vuelto por la ciudad,
creo que esa soledad en la que vives te ha quitado tus ilusiones, tus sueños y
la esperanza de ser feliz.
Espero que algún día, estas líneas lleguen a tu poder, puedas leerlas y comprendas que tú siempre has estado, estas y estarás en
mi pensamiento y te hagan recordar lo
feliz que fuiste en tu niñez y juventud, para qué puedas darte cuenta de que
nunca has estado solo.
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